Detuve el auto, mientras la admiraba, se había quedado dormida; extrañe todo de ella, ahora que está aquí, no quiero dejarla escapar, apago el motor y ella se despierta. “¿Dónde estamos?” me pregunto, “Estamos en mi casa”, cambio su expresión y sin mirarme me dijo: “quiero que me lleves a la mía”, no dije nada al momento, solo me acerque a ella la tome por la barbilla, para que me mirara, y yo le dije:”Quédate conmigo esta noche”, no permití que se negara, calle su boca con un beso, solo roce tus labios fue un dulce beso que le arranco un suspiro; al verse delatada frente a mí, me dijo: “estoy cansada… solo quiera dormir”, eso era suficiente para mí.
Mi entras subíamos en el ascensor, estaba muy distante, yo solo me mantuve al margen. Al entrar al apartamento, en ese donde muchas veces compartimos, todo seguía igual, pero faltaba su presencia, y ahora ahí estaba. Prepare algo ligero para que comiéramos, apenas lo probo, mientras se le escapaba un bostezo, me fui a dar un baño, no quería apresurar nada, pero necesitaba quitarme esas ganas que le tenía. Recordé cada vez que en ese pequeño baño dejaba que hiciera travesuras con su cuerpo, y que sus gemidos hicieran ecos contra las baldosas húmedas. Antes de salir, sentí celos de Morfeo, pues seguro ya te tenía entre sus brazos, pero no fue así, estaba despierta, como esperándome, me volví a excitar al verle de espaldas, amaba su figura, su pequeña cintura, sus caderas anchas, me acerque lentamente, me detuve al ver que se movió, como que no me sintiera, me sonreí, porque estaba seguro que la sorprendería, pues como le gustan las sorpresas. Al llegar a ella sentí el olor de tu cabello, pude recordarlo cada noche que estuvimos separados; con mis manos rodee su cintura, se apoyo en mi, suspiro, “¿Quieres hablar?” le pregunte, aunque ya me encontraba excitado, no quería forzarla, “No” susurro, di un gran suspiro, sentía un gran alivio, busque su cuello y empecé a besarlo, tomo mis manos y los coloco sobre su pecho, comenzaba a perder el control de mi. Le acariciaba los senos, note que aun recordaba mis caricias, empezó a mover sus caderas, haciendo rosar su cuerpo con mi miembro erecto, ahora mi pasión estaba en lo máximo, metí mis manos por debajo de su ropa, baje tu brassier con fuerza dejando al descubierto sus senos tan apetitosos, los apretaba, jugaba con tus pezones, se volteo y te puso frente a mí, encontré su boca, la bese con mucha pasión, explorando esa zona tan conocida para mi, mientras seguí acariciando su cuerpo, cuantas noches soñé con volver a tocarla, pensando quizás que no lo haría más. Mordió mis labios, me hizo gemir, besaba mi cuello, mi pecho, note que igual que yo, también me extrañaba. Empecé a deshacerme de su ropa, poco a poco, y lo tome en mis brazos y la lleve a la cama, ahí acostados los dos seguimos tocándonos, ahora podía volver a probar lo dulce de su cuerpo, la besaba, la mordía, dejando marcas por donde pasara mi boca, ella solo gemía ya estaba excitada, pues cuando baje hasta su sexo sentí como estaba derretida, me abrí paso sin problema y la empecé a tocar con mis dedos, la seguía besando y arrancaba cada gemido de su boca y sentí como que ya no aguantaba mas, mientras mis traviesos dedos entraban y salían dentro de ella. Me tocaba con sus manos, me apretaba con fuerzas, quería darle mucho mas placer, pero me empujo haciéndome acostar de espaldas, me enloquecía cuando tomaba el control, cuando dejaba esa timidez que la identificaba y se volvía toda una devoradora de hombres, pero solo conmigo lo hacía, me seguía besando, me acariciaba, yo hacía lo mismo, apretaba sus caderas, sus nalgas , hacia que rosara mi miembro con su sexo, gemía y me hacía gemir a mí, la pasión se empezaba a desbordar entre los dos, bajo y empezó a darme placer con su boca, lo introducía por completo hasta hacerlo desaparecer y luego lo sacaba, lo acariciaba con la punta de su lengua, casi hace que me corra y la detengo, la agarro por los brazos y la vuelvo a subir sobre mí, pero esta vez penetrándola por completo, su gemido fue un grito al sentirme tan dentro de sí, empezó a mover sus caderas, de arriba a abajo, con un gran ritmo; me enloquecía ver su rostro, ese que hace unos segundos no tenía ninguna expresión, y ahora demostrabas tu verdadera faceta una mujer llena de deseo que complace a su hombre; apretaba sus caderas, para ayudarla con su ritmo, me levante y tome sus pechos, los metía a mi boca, me tomo por el cuello y me beso con mucha pasión, su boca decía que me querías, que me amabas, no lo dude. Luego la acosté sobre la cama y me subí sobre ella, me movía mientras la penetraba, la tomaba, la abrazaba “yo también te amo” le dije… note que se le escapaban unas lagrimas de sus ojos, quería llevarla al cielo, hacerla feliz, la abrace con más fuerza para hacerle alcanzar al éxtasis, acelere mi ritmo, mis movimientos se hacían cada vez mas rápidos y fuertes, ella me abrazo también, susurraba a su oído que la amaba, y que nunca la dejaría, mientras me vaciaba dentro de ellas, sentí que lloraba, “te extrañe…” logro decirme, eso me hizo estremecer, yo también la había extrañado, y en ese momento me di cuenta que mi peor error fue haberla dejado ir, bese sus lagrimas y acaricie su cabello; ya lo había decidido desde que la vi esa tarde, que a partir de ahora, me quedare a su lado, para siempre…Este escrito igual a Una extraña a mi lado, los inspiro una historia Larga que escribí hace tiempo, de hecho en ninguno coloque los nombres por esa razón, aunque ni historia no posea partes eróticas (quizás si, ya que me toca reescibrila) hice estos dos relatos tomando fragmentos mas significativas de esa historia.
Espero les guste

Pues nada mal podría releerlo varias veces
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