sábado, 4 de junio de 2011

Redención tras la muerte

Riva

“Si capturas una mirada, quizás hasta un gesto, porque no lograr capturar un sentimiento. Lo que le ocurrió a Douglas no tiene nada que ver con eso, el capturo  a través del lente de su cámara como una mujer asesinaba a alguien, sin pensar que eso lo llevaría a ver la muerte.”

Buscando imágenes de aquella noche tan fría, donde ni la colilla del cigarro que se estaba metiendo a la boca en eses momento le lograba calentar la mano, mientras que con la otra tomaba con fuerza su cámara, la cual disparaba sin tomar algún punto fijo, solo necesitaba tomar imágenes da las noches en aquella ciudad tan ruidosa, donde al ocultarse el sol emigraban cada personajes que hacían que las horas donde reinaba aquella luna tan plateada fuesen distintas. Douglas Tyler, era un fotógrafo con una excelente trayectoria, comenzó su carrera desde muy joven, ya que cuando solo estaba en la primaria, su madre se caso por segunda vez con un hombre que tenía un estudio fotográfico en Sheffield, Inglaterra. Así fue que Douglas comenzó con la fotografía. Había hecho casi todo tipo de cosas, ahora a sus 27 años era un profesional independiente, solo tomaba trabajos que le llamaran la atención y que le dejara suficiente tiempo libre.
Cuando regreso al sitio donde se estaba quedando, un pequeño apartamento con tan solo lo que necesitaba. Se deshizo de su chaqueta, se sacudió los mechones que le caían en la frete, ya que al caminar hasta allá  había comenzado a caer unas gotas de lluvia tremendamente frías. Fue hasta el baño y se seco la cara y el cabello.  Su reflejo mostraba un hombre mayor, tenía una barba y bigotes bastante poblados, que le tapaban la mitad de la cara y siempre tenía en su boca un cigarro, algo que no lo desamparaba.
Mientras su vista se nublaba, no solo por el humo del cigarro que colgaba de su boca, si no por aquel Whisky que estaba acompañándolo para calentarle el cuerpo. Bajo todas imágenes que había tomado esa noche, miro el reloj marcaba las 2:34 am, no le importo mucho y siguió observando la imagen con detenimiento. Se quedo mirando una que le pareció extraña, era una qua había tomado de un callejo, no recordaba la razón por la cual la hizo, porque era un poco vacio y sin ningún tipo de vitalidad, y eso no era lo que estaba tratando de capturar. Pero un destello rojo que reflejaba la foto le llamo la atención. Hizo un acercamiento de la imagen y casi pudo divisar el cabello de una mujer, era bastante corto. Se fijo que tenía varias imágenes del mismo callejo, era como si la cámara se había disparado y tomo una ráfaga de aquel sitio. Douglas las tomo todas y las coloco dentro de un programa donde podría ver todas las fotografías juntas y las hacía parecer una película. Le hizo un acercamiento solo a la parte donde aparecía la mujer de cabello rojizo. Casi se cae de la silla, al darse cuenta de lo que hacía aquella mujer.
-¡Maldición!¿qué es esto? – dijo en voz baja cuando vio por tercera vez la imagen.
Se sirvió otro vaso de whisky mientras trataba de analizar o que acabada de descubrir en esas fotos las cuales tomo sin darse cuenta, el vaso lo lleno hasta la mitad y así mismo se lo llevo a la boca y lo trago casi sin dejar nada. El liquido le quemo el interior, apretó los ojos con fuerza ya que por un instante las imágenes de aquella mujer se le repentina en la cabeza, pero como un sueño lleno de neblina, logrando divisar muy bien el color tan brillante de aquel cabello y la captura de la última imagen eran los ojos de aquella fémina, como si mirara fijamente al lente de la cámara y sus pupilas brillaron como los de un felino.
Sintió que algo lo empujo con fuerza haciendo que se callera de la silla de espaldas, trato de ponerse de pie pero el mismísimo alcohol no se lo permitió, ya que sus piernas flaquearon,  abrió sus ojos, pero la embriaguez que tenia no le permitía observar sino sombras. Sintió un destello al ser golpeado en el rostro por algo duro. El  sabor de la sangre llego hasta su boca, podía hasta notar que uno de sus dientes se le había salido ya que lo sostenía con la lengua, volvió a ser golpeado pero esta vez fue en el costado, los huesos de sus costillas sintieron la presión del golpe, quizás no se le rompieron, pero fue lo bastante fuerte como para dejarlo sin aire. Ahora estaba boca abajo, mientras que la sangre emanaba de su boca. Al abrí los ojos, solo logro ver unas botas negras, eran de mujer ya que tenían una tacón como de 7”. Trato de tomar a su agresora por uno de sus pies, pero ella fue más ágil y volvió a patearlo en el otro costado revolcándolo del dolor, que a Douglas se le salieron hasta lágrimas. Ahora, el fotógrafo solo puedo ver entre su nublada mirada causa del alcohol y el dolor como su agresora se dirigía hasta donde estaba la pc que utilizaba para su trabajo, solo pudo verla de espaldas, estaba completamente vestida de negro con un traje que parecía su otra piel y fue en ese momento que diviso la melena roja.
En ese instante la mujer se volteo, Douglas no logro ver muy bien su cara pero si sus ojos que brilla de odio.
La mujer se inclino y  busco dentro de su bota derecha, sacando de ella una pequeña arma que sostiene sin problema en la mano; se le acerca a Douglas quien aun con dolor se encontraba de espalda al suelo y observando todo aquello como si fuera solo un sueño. La fémina estiró por completo el cuerpo colocándose de lado mientras apuntaba el arma hacia el cuerpo de Douglas.
-Buscaste tu muerte – le dijo mientras le descarga tres disparos en el pecho.
Douglas solo sintió las punzadas de aquellas balas mientras entrabas en su cuerpo acompañado de un gran ardor haciendo que le recorriera el cuerpo un frio que le congelo hasta el alma, y en sus pupilas se quemaba la imagen de esos ojos mientras sentía que la vida abandonaba su cuerpo.

“Tuvo mucha suerte” – era lo que le repetían a Douglas luego de haber salido de un coma que lo mantuvo recluido en un hospital por casi un mes.
Ninguna de las balas le había perforado el corazón, si no hubiera sido por su vecina que era una mujer mayor e insistente, muere desangrado.
Ahora Douglas vivía en otra parte de la ciudad mucho más tranquila y un poco más segura, ya habían pasado más de 4 meses del incidente y por más que quería recordar lo que le había pasado le era imposible, ya que esa misma noche le robaron todo el equipo dejándole sin evidencia.

Esa noche salía con uno de sus poco amigos, los cuales le pido que lo acompañara a un club nocturno con muy buena fama, Douglas no estaba acostumbrado a aquellos sitios, de hecho llevaba una vida muy tranquila y solitaria, solo dos vicio tenía:  el cigarro y la fotografía, era algo que no pensaba dejar nunca ¿Las mujeres? Había tenido una que otra que conocía haciendo cualquier trabajo, algunas mujeres adultas con familia, otras chicas no tan jóvenes, solo una que le dijo que tenía 19 y solo había cumplido 16, pero él la descarto desde el comienzo. ¿Citas amorosas? Solo cuando fue adolescente. Amaba su trabajo, le gustaba lo que hacía y nunca había conocido ninguna mujer que le despertara tal pasión de pensar en ella como una pareja, una amante o como esposa.
Durante su estadía en el hospital había perdido mucho peso y las enfermeras se encargaron de rebajarle el cabello y rasurarlo por completo, dejándole el rostro sin un poco de ese vello que lo cubría, parecía otro, de hecho el no se reconoció cuando se vio la primera vez en el espejo luego que se despertó del coma.
Había mucho ruido por la música, su amigo le hablaba con señas preguntándole por si quería algo, pero esa noche no le provocaba nada de alcohol. Tomo uno de sus cigarro, los cuales guardaba en es su pantalón y antes de dar la primera bocanada  entre la multitud diviso un brillante cabello rojo. “Es ella” pensó y sin darse cuenta trato de seguirla, pero fue detenido por dos hombre de un tamaño exagerado que se encontraban en el comienzo de unas escaleras, donde vio que la chica, su agresora, desapareció.

Riva había subido las escaleras con pasos seguros, pero tenía un horrible presentimiento de esa llamada que le habían hecho. Ella era muy buena en lo que hacía, se “deshacía de la basura” era así que le decía a su trabajo. ASESINA, nunca se considero una ya que solo se encargaba de personas detestables que no valía la pena que siguieran viviendo ¿su único error? aquel fotógrafo que la capturo en medio de un trabajo, cuando se estaba encargado de aquel comerciante que tenia acosada a toda una familia, abusando de las niñas, una de 13 y otra de 15, y que hacia que su madre le pagara con favores sexuales con otros hombre; y quien había hecho de todo lo posible por enviar al padre a la cárcel, por supuesto robo.
A Riva le había temblado la mano cuando le apunto en el pecho y miro sus ojos, no tenían miedo, era como si al verla esperaba que acabara con él, quizás eso fue lo que pensó. Pero ese maldito fotógrafo le había complicado todo, se entero que estaba vivo y que ahora se encontraba en algún sito de la ciudad.
La pelirroja entro a una habitación bastante iluminada, le dejaron entrar dos hombres fornidos, otros guardaespaldas. Ella trabajaba para un hombre que se hacía llamar The Father, era un hombre bastante poderoso, la gente le pedía favores y el los hacía, pero sabia cobrarles muy bien. Riva no fue la excepción, su trabajo era a cambio de lo que había hecho por ella cuando solo había sido una adolescente en sus 15 años.
Habían matado a sus madre y a su hermano, ya que ellos para sobrevivir se habían dedicado a traficar, solo que su progenitora quiso hacer algo que no le gusto mucho a su distribuidor, quedarse con parte del dinero, haciendo un trato con un policía corrupto; pero el mismo policía fue el que la delato, Riva salió de aquella pequeña casa con una bala en el brazo y otra en la pierna, era una chica bastante atlética, así que cuando trato de escapar de aquellos matones se encontró de frente con The Father. Ella había escuchado de él, pero pensó que solo eran historias, pero ahora estaba frente a ella. “Ayúdame” le había pedido cuando ese hombre desconocido lo ayudo a levantar, él miro a todos lados y se fijo que la perseguían; aparto a la chica y le dio órdenes a uno de sus amigos que se la llevaran, Riva pudo ver como todos los que estaban ahí sacaban grandes armas para enfrentarse a los traficantes, que también se les habían plantado. Cuando subió al auto donde la llevo aquel desconocido, miraba a la distancia como una guerra había empezado.
-Mi querida Riva – dijo un hombre que inmediatamente se dirigió hasta donde estaba ella.
-Father – dijo y le saludo con una reverencia.
El le tomo una mano y se la beso y sin soltársela la dirigió hasta donde se encontraban otra tres mujeres, una de ella le dio una miraba asesina a Riva, esta la ignoro por completo.
-¿Me llamaste?- dijo, pero con tono de no parecer muy impaciente, aunque lo estaba.
-Si… - el hombre miro a la otra mujer, esta era un poco más alta que Riva, morena, tenía el cabello completamente negro y largo agarrado en una cola de caballo en la nuca, sus ojos color verdes que le demostraban odio a la pelirroja - ¿Qué problemas tienes? Sabes muy bien que nadie muere en mi zona si yo no lo autorizo, y Brigith me ha dicho que has tenido un percance con un fotógrafo, ¿qué es eso? Cuéntame.
Riva no miro a la morena pero si se refiero a ella.
-Creo que “Brigith” ya te dijo todo, así que no tengo la necesidad de hablar – dijo mientras daba la media vuelta para marcharse.
-¡Oye! ¿Quién te crees para hablarle así? – dijo la morena con un tono desafiante que a Riva no le gusto mucho, no tiene paciencia para eso.
-¡Déjala! – Dijo el hombre quien la conocía muy buen – ella tiene que resolver el problema que causo.
Riva se detuvo al escuchar esas palabras, sabía lo que tenía que hacer. Pero en ese momento sintió como la rozaba algo en el brazo, lo miro y pudo notar como brotaba del una gota de su sangre, eso la hizo enfadar y volteo a ver a la morena que ya estaba a su lado con intenciones de golpearla.
Riva esquivo la primera patada, pero no pudo esquivar la segunda que la lanzo a un lado de la habitación, se levanto muy lentamente sin dejar de ver con mucha furia a la mujer morena que sonreía triunfante.
-¡Basta! – escucho decir de boca del Father, pero para Riva perder no era su estilo. Saco de un lado su pierna una daga de medio centímetro de largo y se fue con toda su fuerza hacia la morena, que no logro esquivarla por completo y se le enterró a un costado. Esta vez fue Riva la que sonrió triunfante al verle la cara de dolor de Brigith que luego trato de esconderla con una de furia, la empujo y con Riva lejos también estaba la daga, llena del líquido que brotaba de un lado de ella.
-¡Eres una PERRA! – le dijo con dificultad Brigith, mientras se recuperaba y por un segundo se tambaleo, pero eso no le impido que sacara de su espalda una arma la cual disparo sin ningún tipo de control.
Riva solo esquivo aquellas balas escondiéndose de tras de los muebles y en eso entro uno de los guardaespaldas, la pelirroja se escudo con él y lo despojo de su arma para dispararla contra la otra mujer ya herida, que no esquivo ninguna de las balas; y lo que luego noto la pelirroja era que también había herido a otra de las chicas y al mismo Father quien se quejo al sentir un bala en su brazo izquierdo.
-¡Basta Riva!- vocifero el hombre quien inmediatamente les dio órdenes a los escoltas que salieron detrás de una puerta para que la agarraran.
Pero por instinto Riva tomo la otra arma que tenía el hombre que la protegía, quien ya casi sin vida a penas estaba de pie y vacío toda el arma para alejar al resto que también comenzaron a dispararle.
-¡MALDITA RIVA, TE QUIERO MUERTA! – al escuchar las palabras del Father, Riva sabia que debía irse de ahí.
Corrió por las escaleras, dando saltos hasta llegar a la parte baja, donde empujo a los dos hombre que protegían la entrada, y que por el ruido no se habían enterado de lo que pasaba. Hasta que escucharon las ordenes que le dieron por los auriculares.
Douglas la miro correr y por un loco instinto corrió tras ella, no sabía porque huía, pero la siguió. Aquella mujer lo había obsesionado durante ese tiempo y no la dejaría escapar, no le importaba si eso le costaba la vida, porque esa mujer ya le había deshecho de una de ellas.
Corriendo no llegaría lejos, necesitaba un medio rápido para desplazarse y mientras la adrenalina le recorría por las venas un hombre con un casco puesto montado en una moto se le atravesó en el camino.
-¡Móntate! – le dijo. Riva no sabía cómo reaccionar, solo le apunto con el arma que tenía en la mano.
-¡Bájate! – le dijo mientras se acercaba mas a él.
-Tendrás que matarme – A Douglas el corazón se le subió hasta la boca, estaba completamente loco en desafiar a la mujer que ya le había disparado una vez y que ahora lo apuntaba con un arma por segunda vez.
-No me importaría hacerlo ¡Bájate! – la última palabra la grito. Sus manos empezaron a temblar, como le había pasado la vez con el fotógrafo.
-¡Súbete que ya vienen! – No hubo tiempo para razonar y Douglas estaba fuera de si.
Cuando Riva volteo, solo noto que un grupo de tres hombre se estaban acercando a ellos y comenzaron a disparar, sintió como una bala le rozo el muslo y golpeo a la moto.
-¡Maldita sea! – Dijo Riva y se monto en la moto, en el momento que el hombre arrancaba a toda velocidad, mientras que dejaban marcas de las ruedas en el asfalto.
Sintieron las balas, pero ninguna los alcanzó.
Riva le dijo a donde tenía que dirigirse y el solo la obedeció mientras sentía como ella se sostenía con fuerza de él y escuchaba como cargaba un arma.
Recordó la vez que ella le disparo, pero ¿Ahora porque la salvaba? ¿Por qué ayudaba a su asesina? ¿A la mujer que le quería quitar la vida?
Llegaron a un lugar muy solitario donde solo habían depósitos, Riva le pido que siguiera un camino, hasta que vio como se abría una puerta automáticamente, donde el pudo meter la moto. Era solo un pequeño galpón lleno de cajas y maletas. De un salto Riva se bajo y le volvió apuntar con el arma.
-¿Quién eres? – le pregunto a Douglas que levanto las manos mientras se quitaba el casto que lo protegía.
-Solo un hombre – le contesto, pensando que quizás ella lo reconocería al verlo, pero no fue así y el solo logro distinguir más brillo lleno de odio en los ojos de su asesina.
-¡Estás loco! – le dijo mientras le daba la espalda y buscaban entre unas cajas. Douglas noto que eran armas, de toda clase y tamaños, no podía creer que aquella mujer las tomara como si fueran solo juguetes; él nunca estuvo tan cerca de tantas, bueno nunca estuvo cerca de ninguna hasta que ella le disparo.
-No lo sé – contesto.
-Sabes algo hombre, yo ya estoy muerta así que es mejor que tú te vayas antes que también lo estés.
-Ya estuve muerto una vez y aquí estoy – al pronunciar las palabras Douglas no espero que ella reaccionara como lo hizo.
Riva giro en sus talones, sintió como las heridas superficiales le ardía un poco pero mas al escuchar lo que le acababa de decir ese hombre, al mirar los ojos recordó la mirada de ese fotógrafo “¡ES EL!” en su cabeza algo retumbo con tanta fuerza que casi la hace caer, al darse cuenta que el culpable de todo estaba frente a ella. La mano donde tenía el arma más grande le comenzó a temblar. Riva no entendía la razón por la cual estaba así y menos frente a ese hombre que la había metido en eso.
Escucharon unos ruidos, “ya llegaron” pensó, Riva tomo otras armas y municiones colocándoselas en sitios donde Douglas hasta se sorprendió.
-¡Vete fotógrafo! Que aquí no ha nada para ti – le dijo dándole un gran empujón que hizo que Douglas chocara contra la moto.
Al pasar por su lado Douglas le tomo con fuerza una de las armas y se la quito.
-Ya te dije que estuve muerto una vez, no me da miedo morir de nuevo – Riva le dio una mirada asesina y le puso la otra arma en la sien, se pego tanto a él que pudo sentir como se agitaba su corazón.
-¡No seas idiota! ¡Si estás vivo agradece que lo estas y vete!! ¿O quieres que te vuelva a disparar?
Douglas le quito la otra arma y le clavo la miraba en los ojos a ella, ahora él era quien le apuntaba a Riva en la sien.
-Porque no piensas que soy yo el que te dispara a ti – Riva abrió mucho los ojos al sentir al primer disparo y como la bala entraba en su cuerpo quemando a su paso, sus ojos seguían fijos a los ojos de aquel fotógrafo al escuchar el segundo que no le dio. En ese momento Douglas la sostiene con fuerza y la lleva hasta un lugar lejos de la zona de tiros.
-Déjame Fotógrafo – dijo Riva casi sin aliento – vete y cuida esa otra vida que te dieron, la mía no vale nada.
Douglas no entendía ni escucho muy bien lo que le dijo la mujer, ya que la ráfaga de disparos llenó el lugar, y una nube de humo inmundo el pequeño depósito. Tuvo unos fuertes deseo de salir con ella en brazos y alejarla. La tomo y como pudo se monto en la moto con ella al frente, haciendo que los brazos de esa asesina sin compasión se sostuvieran de él.
-Agárrate con fuerza – le dijo y salió con ella por la misma puerta en la que entraron, y ahí los esperaban una docena de carro con hombres armados, los cuales al verlos no dudaron un segundo en disparar contra ellos.
El fotógrafo no pudo avanzan mucho ya que las balas que le penetraron se lo impidieron y en ese mismo instante sintió en su pecho el último suspiro de esa que era su asesina, que lo había matado dos veces.

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Como pueden ver esta es una historia distinta a el resto, tiene algo de acción y bueno con un poco de pasión como el resto de lo que escribo.

La imagen la saque de un blog que sigo, Licena Hill, tiene galerías excelente con los nombre de sus autores originales. Tome esta porque me hizo pensare en mi historia.

Dejo el Link de Licena Hill, para que lo sigan, es excelente en verdad

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